El 21 de febrero de 2024 se dieron a conocer los resultados de las pruebas Ser Estudiante 2022-2023, según los cuales, la mayoría de los estudiantes continúa sin alcanzar el puntaje mínimo definido por INEVAL (700 puntos, Nivel Elemental) requerido en las distintas asignaturas. A esto se suma que ninguna institución fiscal, municipal, fiscomisional ni particular logra alcanzar el nivel Satisfactorio o Excelente (700 a 1000 puntos). Realidad que no es nueva.
Si analizamos los resultados de las evaluaciones “Ser Estudiante” – 2017, vamos a encontrar, por citar un ejemplo, que los estudiantes de las instituciones educativas particulares presentaron mejores resultados, la mitad de los cuales, alcanzaron el nivel Satisfactorio y un 34% el nivel Elemental. Dos de cada diez estudiantes, en el sostenimiento fiscal, alcanzaron un nivel Satisfactorio y cinco, un nivel Elemental. El nivel Insuficiente fluctuó entre el 14% y 30% de los estudiantes, mientras que el nivel Excelente no llegó al 5%. (Fuente: Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL). Es decir, estamos frente a una bola de nieve que cada año nos “asusta”, pero no la frenamos.
Desde hace años, la Unión Nacional de Educadores, ha señalado que el modelo de evaluación vigente ―impulsado por INEVAL y avalado por el Ministerio de Educación― ha tenido como característica un enfoque orientado al control, la certificación, la comparación y la clasificación del Sistema Nacional Educativo. Donde siguen predominando las miradas estadísticas en detrimento de las miradas educativas integrales. El uso de resultados sigue siendo extremadamente limitado y sus recomendaciones, obviadas por los responsables de generar políticas educativas.
Propuesta para mejorar el rendimiento escolar y alcanzar una buena educación:
- Creación de políticas públicas e inversión en Educación. Es preocupante que, dentro de los proyectos considerados destacados del Plan Anual de Inversiones (PAI) de 2024 y dentro del Plan de Desarrollo para el Nuevo Ecuador 2024-2025, no consten políticas públicas con financiamiento para enfrentar estos problemas de rendimiento escolar; tampoco existe un programa de reinserción escolar, cuando más de 200 mil niños (as) y adolescentes han abandonado las aulas. Es por eso que este 21 de marzo nos movilizaremos a nivel nacional en defensa del presupuesto a la educación general y superior.
- Hacer uso de los resultados de las evaluaciones significa también desarrollar un salto cualitativo en el enfoque, en la confiabilidad y en los procesos de gestión de la evaluación. Es preciso recuperar el significado formativo de las evaluaciones, su papel para identificar vacíos y fortalezas y destacar su valor para ser utilizado por autoridades y actores para producir mejoramiento y superación de los procesos educativos. La retroalimentación ―y no la estigmatización, sanción― se vuelve indispensable. Es preciso combatir los mitos que se han levantado en relación con la evaluación, diversificar los mecanismos e instrumentos de evaluación superando el único dispositivo de pruebas estandarizadas y preguntas de selección múltiple que se reprodujeron en esta evaluación.
- Es urgente un nuevo modelo pedagógico. Este nuevo modelo debe estar enmarcado bajo la flexibilidad, contextualización, y enfoques de derechos que permitan su materialización; así como la innovación educativa, solidaridad, interculturalidad; uso de tecnologías sin reemplazar a la pedagogía.
- Democratización de la educación. Uno de los signos de la educación ecuatoriana en los últimos años ha sido su carácter vertical. Las decisiones a nivel de políticas generales como de instrumentos normativos, contenidos curriculares, de evaluación, entre otros; han sido diseñados con una clara tendencia tecnocrática, externa y ajena al quehacer de los actores educativos. El rol asumido por el Estado ―Ministerio de Educación― ha sido protagónico y ha cubierto todos los espacios, ocasionando exclusión, improvisación y el apocamiento de los actores educativos a los cuales se les ha impuesto desde políticas educativas, instrumentos existentes, Códigos de convivencia, Proyecto Educativo Institucional, Bachillerato General Unificas, donde varias de estas decisiones y procesos adolecen de debilidades de fondo que sin duda afectan en el proceso de enseñanza y aprendizaje y la evaluación a nuestros estudiantes.
- Pedagogización del Sistema Educativo. Nuestro Sistema Nacional de Educación tiene, como uno de sus signos de identidad en los últimos años, la profusa incorporación de tareas de tipo administrativo y burocrático al trabajo de los directivos y docentes. Uno de los efectos perversos ha sido la despedagogización de la educación, la alteración del rol de los docentes que ha debilitado nuestras funciones de formadores, elemento que siempre se verá reflejado en toda evaluación y actividad académica. La priorización de la pedagogía en el sistema coloca al aprendizaje y a la relación docente-estudiante en el centro de las preocupaciones. Esta prioridad ―que debería ser natural― constituye un imperativo para el mejoramiento del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Según datos oficiales, el cierre de escuelas y colegios por los dos años de pandemia provocaron un retraso escolar del 35%, situación que, en el caso de Ecuador, tiende a agudizarse por los contextos de violencia, donde las escuelas volvieron a cerrarse. Es lógico que los profesores atendamos el retraso escolar y no actividades burocráticas.
- Cambiar el Bachillerato. La LOEI, en su artículo 43, señala que el bachillerato comprende tres años de educación obligatoria, con un tronco común y opciones que pueden elegir los estudiantes. Estas opciones incluyen el Bachillerato en Ciencias, que contiene asignaturas del tronco común con una formación científico-humanística y puede tener menciones específicas. Además, se incluye un bachillerato técnico que ofrece a los estudiantes una formación técnica en áreas artesanales, artísticas o deportivas. A pesar de la importancia de este cambio, no se ha comunicado nada al respecto desde el Gobierno.
- Para contar con evaluaciones excelentes en nuestros estudiantes es, además, necesario: políticas y contenidos educativos excelentes, infraestructura excelente; tecnología excelente en escuelas y colegios, desayuno escolar Excelente; libros y guías escolares actualizados y excelentes; bibliotecas excelentes, sistemas de salud excelentes, docentes excelentes y a los cuales se les reconozca sus derechos. Se precisa también espacios educativos seguros y libres de todo tipo de violencia. Insistimos en estas y otras demandas, pues en el Ecuador es hora de enfrentar realidades como el déficit de 70 mil docentes y de 3 mil psicólogos educativos; 40 % de instituciones educativas no tienen infraestructura adecuada, disponen de un libro para tres estudiantes. Llegar al resultado de excelente en las evaluaciones, no es un tema solo de preguntas de base estructurada es, sobre todo, entender que la educación no es un gasto; es una inversión.
Unión Nacional de Educadores
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